Hasta donde alcanza mi memoria la prisa y la impuntualidad han sido mi pan de cada día. He llegado tarde a casi todo en mi vida, puedo contar las veces en que no ha sido así con una mano y me terminan sobrando muchos dedos. He llegado tarde al colegio desde el kínder hasta la universidad, odio la escuela, siempre la he odiado, me arrepiento de muchas cosas, entre ellas, me arrepiento de haber desperdiciado tantos años de mi vida en ella. Creo que arrepentirme es de alguna manera llegar tarde a saber que quiero hacer y que no.
Poco a poco me lleno de cosas que no recuerdo, me da horror imaginar que cuando duermo muero y quien despierta es otro y no yo. Quisiera que fueses una estrella, un sol lleno de energía y brillo, algo certero que pueda ver al levantar mi rostro al cielo, sin importar si eso me deja ciego. Padre, en tus manos me encomiendo, nadie sabe mis problemas, sólo tú ¿Por qué me has abandonado? ¿Por qué mi corazón se siente tan mal? ¿Por qué mi alma se siente tan mal?
Últimamente he estado pensando en la cantidad de fines de semana que tendré en mi vida, en cuántas mochilas habré comprado, cuántas sonrisas recibí y cuantas he dado, y en cuanto empiezo a contar me aterro, me detengo de golpe y no acabo.
Creo que ya ha pasado el efecto de las drogas, o me acostumbré o yo qué sé, pero poco a poco me vuelvo a disolver, como acuarela bajo la lluvia, como un puto fantasma, entumecido y más imbécil de lo normal, torpe y aburrido.
En una película que vi ya hace unos cuantos años escuché una de esas frases que se quedan pululando en la mente para de vez en cuando ser encontradas, “A veces creo que he sentido todo lo que voy a sentir. Y de ahora en adelante, no voy a sentir nada nuevo. Sólo versiones más pequeñas de lo que ya sentí”, creo es bonita y triste a la vez, no coincido con ella, pero es linda. He empezado muy tarde a sentir, a retribuir, agradecer, a ver el rostro de las personas y a estar ahí, presente.
El final de este pequeño escrito se me ha escapado, una disculpa, o más bien creo que nunca lo tuve, ya se me ocurrirá mientras escribo pensé. No.
Autor: Roberto González Rivera

