
Si hay algo que Joker: Folie à Deux logra, es destruir completamente lo que hacía especial la primera película. Arthur Fleck, el hombre cuyo descenso a la locura fue tan atrapante, se convierte aquí en un payaso aún más triste, pero no de la manera interesante que esperabas. No, en lugar de profundizar en la mente del villano que se perfilaba para ser uno de los mejores, la secuela se centra en hacernos saber que Arthur nunca fue el verdadero Joker.

Así es, resulta que Arthur Fleck es solo una inspiración para un loco aún más desequilibrado que él. Un nuevo Joker aparece y, tras una serie de eventos incoherentes, termina asesinando a Arthur, quitándole todo el protagonismo y significado que tenía el personaje en la primera película. Así que, si te encantó la lucha interna de Arthur por encontrar su identidad en el mundo, lamento decirte que todo eso se va por la ventana cuando lo matan y alguien más toma el manto.

Ah, pero no podemos olvidar el gran «toque» que le añadieron a esta película: números musicales. Porque, claro, lo que todos querían ver en una secuela del Joker era a Arthur Fleck cantando y bailando con Harley Quinn (interpretada por Lady Gaga). Lo que pudo ser una relación tortuosa y trágica entre ambos personajes termina siendo una serie de canciones incómodas y coreografías forzadas que se sienten como relleno para alargar la película.

El tono de la película es un desastre. El caos psicológico del primer filme, que exploraba los límites de la cordura, es reemplazado por un guion que parece sacado de un episodio rechazado de Glee. En lugar de crear tensión, el filme parece estar demasiado ocupado intentando ganar premios con su estilo «artístico», dejando a los espectadores preguntándose si entraron a la película correcta.

Y hablemos del final: después de toda la travesía que Arthur atravesó en la primera película, termina asesinado por el nuevo Joker en una escena que intenta replicar el clímax de la primera película, pero sin la misma fuerza emocional. ¿Recuerdas la famosa frase «You get what you f***ing deserve»? Bueno, se reutiliza aquí, pero esta vez, el «verdadero» Joker la dice mientras mata a Arthur. Así que básicamente, el personaje principal de la primera película no tenía propósito alguno, solo ser un trampolín para un villano más genérico.

Para rematar, la película no solo es un insulto a los fans de Joker, sino que también traiciona todo lo que el primer filme logró. En lugar de profundizar en los temas de la primera película, decide tirar todo a la basura y tratar de ser una película de arte que solo termina siendo una caricatura de sí misma.

En resumen, Joker: Folie à Deux es un desastre de proporciones épicas. ¿Querías ver cómo Arthur Fleck se convertía en el verdadero Joker? Mala suerte. Lo único que obtienes es una película que no sabe lo que quiere ser, arruinada por un final que deja a todo el mundo rascándose la cabeza y deseando que hubiera habido un verdadero Joker… o al menos, una película mejor.


