Star vs las Fuerzas del Mal – El Armario de Marcia

Reflexiones y Estrellas Explosivas

Era una mañana tranquila en la casa de los Díaz. El sol entraba por la ventana de la cocina, proyectando un cálido resplandor sobre la mesa donde Marco estaba sentado con su cuaderno de listas diarias. A un lado, su taza de té verde aún humeaba, pero él no le prestaba atención.

Con su bolígrafo en mano, repasaba cada línea escrita con precisión:

1. Practicar el combo de barrido en karate.
2. Preparar el almuerzo (¿nachos o sopa?).
3. Revisar el cuarto de Star (otra vez).

Marco soltó un leve suspiro al llegar al último punto. Cada vez que se enfrentaba a esa tarea, terminaba lidiando con algo extraño: un calcetín encantado, una caja de objetos mágicos desbordándose o, en el peor de los casos, una criatura interdimensional que lo miraba fijamente desde debajo de la cama.

—“Siempre es lo mismo con ella…” —murmuró mientras comenzaba a garabatear en el margen de la página. Sus trazos formaron rápidamente una estrella que explotaba, con rayos y chispas saliendo de todos lados.

Marco observó su dibujo por un momento. Había algo terapéutico en esos garabatos, algo que le ayudaba a procesar el caos constante que era su vida desde que Star Butterfly había llegado. Sin embargo, mientras miraba la estrella, no pudo evitar sonreír. Casi sin pensar, comenzó a añadir pequeños corazones alrededor de la explosión, como si fueran parte de las chispas.

—“Es un desastre. Un desastre adorable… pero un desastre al fin y al cabo,” —susurró para sí mismo, dibujando otro par de corazones más grandes cerca de la estrella.

Antes de que pudiera terminar, un estruendo ensordecedor sacudió la casa, haciendo que la taza de té se tambaleara peligrosamente cerca del borde de la mesa. Marco levantó la vista, con el ceño fruncido.

Otro ruido, esta vez acompañado de lo que sonaba como una explosión de purpurina, resonó desde el segundo piso.

—“¿Star?” —llamó, dejando su bolígrafo y levantándose rápidamente.

Sabía que lo mejor sería no involucrarse, pero algo dentro de él, tal vez su sentido de responsabilidad, lo empujaba a investigar.

—“Lo que sea que esté haciendo, seguro voy a terminar pagando las consecuencias…”


Escena 1: Star y su Caos Creativo

Cuando Marco subió las escaleras, la escena que encontró en el pasillo lo dejó sin palabras. Star apareció de repente, como un torbellino de energía pura. Llevaba un vestido que cambiaba de color entre azul y dorado con cada paso, y su cabello estaba más desordenado de lo habitual, lleno de pequeños destellos de purpurina que parecían moverse por sí solos.

—“¡MARCO!” —gritó emocionada, corriendo hacia él con los brazos abiertos.

Antes de que pudiera reaccionar, Star se lanzó sobre él, colgándose de su brazo como si fuera una liana.

—“¡Estás justo a tiempo! Necesito tu ayuda con algo increíble.”

Marco dio un paso atrás, tratando de recuperar el equilibrio.
—“Star, ¿qué está pasando ahora? ¿Por qué huele a quemado… y vainilla?”

Star agitó la mano, restándole importancia.
—“Oh, eso fue solo un pequeño accidente con un hechizo de estilo. Nada de qué preocuparse. ¡Pero eso no importa! Tengo un plan épico, y tú eres la pieza clave.”

Marco levantó una ceja, cruzándose de brazos.
—“¿Yo? ¿Por qué tengo la sensación de que esto no me va a gustar?”

Star, sin soltarlo, lo miró con una mezcla de entusiasmo y sinceridad.
—“Marco, es un día de moda mágica. Y tú… ¡tú vas a ser mi musa!”

Marco parpadeó, claramente confundido.
—“¿Moda mágica? ¿Star, estás bien? Yo no soy precisamente alguien con… estilo.”

Star sonrió, acercándose aún más. Sus ojos brillaban con esa chispa inconfundible que siempre significaba problemas.
—“¡Exacto! Y eso es lo que hace que sea tan emocionante. Marco Díaz, hoy no serás Marco Díaz. Hoy serás… ¡Marcia Díaz!”

Marco intentó retroceder, pero Star lo sostuvo con firmeza.
—“Star, esto es una locura. No voy a—”

Ella lo interrumpió, sosteniendo sus manos con una dulzura que lo tomó por sorpresa.
—“Marco, confía en mí. Esto no es solo un juego. Es una oportunidad para divertirte, para probar algo nuevo. Prometo que no te arrepentirás.”

Hubo algo en su tono que desarmó a Marco. Aunque no quería admitirlo, la idea de hacer algo diferente, de dejar de ser el siempre responsable y lógico Marco Díaz, le resultaba tentadora. Finalmente, suspiró.

—“Está bien. Pero con una condición: nada de fotos, nada de videos, y si alguien más entra, me largo.”

Star gritó emocionada, soltándolo solo para dar un pequeño salto de alegría.
—“¡Sabía que dirías que sí! Esto será legendario. Prepárate para descubrir a Marcia Díaz.”


Escena 2: El Armario Mágico

Cuando Marco entró a la habitación de Star, se detuvo en seco. Lo que antes era un armario desordenado ahora parecía un portal a una dimensión mágica.

Las paredes estaban cubiertas de perchas flotantes que sostenían vestidos de todos los estilos y colores imaginables. Había un vestido que brillaba como un cielo estrellado, otro que parecía estar hecho de plumas de arcoíris, y uno que cambiaba de forma constantemente, como si estuviera vivo.

En el centro de la habitación, una plataforma elevada brillaba con luces mágicas que cambiaban de color, rodeada por espejos encantados que no solo reflejaban, sino que también mostraban versiones alternativas de quien se parara frente a ellos.

Marco dio un paso atrás, abrumado por el espectáculo.
—“¿Qué… qué es esto, Star? ¿Qué hiciste con tu cuarto?”

Star, parada en el centro de la habitación, levantó los brazos dramáticamente.
—“¡Esto, Marco Díaz, es el Reino de la Moda Mágica! Y hoy, tú serás su reina.”

Marco cruzó los brazos, frunciendo el ceño.
—“Esto es demasiado. No puedo hacer esto.”

Star se acercó, colocando ambas manos en sus hombros con una mirada seria.
—“Marco, sé que esto parece loco. Pero créeme, esto no se trata solo de ropa. Es sobre descubrir algo nuevo, algo que quizás nunca te atreviste a explorar.”

Marco miró los vestidos y luego los espejos mágicos. Había algo en su interior, una chispa de curiosidad que no podía ignorar. Finalmente, asintió.
—“Está bien. Pero si esto se sale de control, ¡me largo!”

Star sonrió con satisfacción, agarrando su varita.
—“No te preocupes. Todo está bajo control. ¡Ahora, comencemos con el primer vestido!”


Escena 3: La Transformación de Marco

El armario de Star era un espectáculo en sí mismo. Marco miraba el entorno con una mezcla de incredulidad y nerviosismo mientras su mejor amiga revolvía frenéticamente las perchas flotantes, murmurando para sí misma.

—“Demasiado mewman… demasiado extraterrestre… demasiado gótico… ¡Oh! ¡Este es perfecto!”

Star sacó un vestido azul celeste con detalles plateados. La falda era amplia y parecía estar hecha de un material etéreo que reflejaba la luz como si estuviera cubierto de pequeñas estrellas. El corpiño tenía delicados bordados en hilo de plata y las mangas eran de un tul casi invisible que flotaba en el aire como si tuviera vida propia.

Marco tragó saliva.

—“Star… no sé si—”

Antes de que pudiera terminar la frase, Star lo empujó hacia el baño, colocándole el vestido en los brazos.

—“¡No pienses demasiado! Solo póntelo y dime qué te parece.”

Marco miró la tela en sus manos y sintió un cosquilleo en la piel. Se quedó un momento en el baño, respirando hondo. El tejido era ligero y suave, y aunque no podía entender del todo por qué, una parte de él sentía que debía ponérselo.

Finalmente, con movimientos algo torpes, se deslizó dentro del vestido. La tela abrazó su figura de manera perfecta, como si hubiera sido hecho especialmente para él. Marco miró su reflejo en el espejo y su primer instinto fue apartar la vista.

—“Esto es… extraño,” —murmuró, tocando la falda con la punta de los dedos.

Pero entonces volvió a mirarse, esta vez con más calma. No se veía ridículo. No se veía como un chiste. De hecho… algo en él encajaba con la imagen que tenía en frente.

—“Marco, ¿estás listo?” —llamó Star desde afuera.

Marco respiró hondo.

—“Sí… creo que sí.”


Escena 4: La Primera Mirada

Cuando Marco abrió la puerta del baño, Star se quedó sin palabras. Su expresión pasó de sorpresa a puro entusiasmo en cuestión de segundos.

—“¡MARCO! ¡Eres absolutamente fabuloso!”

Él bajó la mirada, sintiendo el calor en su rostro.

—“No me veo ridículo… ¿cierto?”

Star corrió a su lado y comenzó a darle vueltas, inspeccionándolo como si fuera una obra de arte en exhibición.

—“¡Para nada! De hecho, algo me dice que este look te queda demasiado bien… sospechosamente bien.”

Marco la miró con una mezcla de incomodidad y diversión.

—“Star, no empieces con tus teorías raras.”

Star lo ignoró por completo, levantando su varita con una gran sonrisa.

—“Falta un detalle. ¡Hora del cabello!”

Antes de que Marco pudiera protestar, un destello de luz salió disparado de la varita de Star, envolviéndolo en una suave energía cálida. Sintió un ligero cosquilleo en la cabeza y, cuando la luz desapareció, su cabello había cambiado. Ahora caía en suaves mechones oscuros hasta sus hombros, brillando con un resplandor sedoso.

Marco parpadeó y llevó una mano a su cabello, sorprendido por la sensación.

—“¿Esto es… mi cabello?”

Star asintió con emoción, sosteniendo un espejo frente a él.

—“¡Sí! ¿No es increíble?”

Marco se quedó mirando su reflejo por un largo momento. La persona en el espejo aún era él… pero también no lo era.

—“Se siente… bien,” —murmuró, con una pequeña sonrisa asomándose en sus labios.

Star chilló de emoción.

—“¡Te lo dije! ¡Sabía que te gustaría!”


Escena 5: La Llegada de Janna

Antes de que pudieran seguir celebrando, la puerta se abrió de golpe.

—“¿Estoy interrumpiendo algo divertido?”

Marco se giró rápidamente y vio a Janna parada en la entrada, con una gran sonrisa de burla en su rostro.

Marco sintió que su rostro se encendía de inmediato.

—“¡Esto no es lo que parece!”

Janna se cruzó de brazos, mirándolo con un brillo de travesura en los ojos.

—“No sé, Marco. Lo que parece es que estás explorando un nuevo estilo… y lo estás haciendo muy bien.”

Marco frunció el ceño, tratando de recuperar la compostura.

—“Star me convenció de hacer esto. Es solo… un experimento.”

Janna levantó una ceja.

—“Ajá. Seguro. Porque se nota que odias esto.”

Marco no respondió. Janna tenía esa manera irritante de ver a través de las personas, y aunque quería seguir negándolo, algo en él sabía que ella tenía razón.

Star se interpuso con una gran sonrisa.

—“Janna, ¿no crees que Marco se ve increíble? ¡Dile la verdad!”

Janna se inclinó, observándolo de arriba abajo.

—“Honestamente… sí. Y si va a usar un vestido así, necesita actitud. Marco, ¿sabes cómo desfilar?”

Marco parpadeó.

—“¿Qué? ¡No! ¿Por qué querría desfilar?”

Star agarró su brazo y lo arrastró hasta el centro de la habitación.

—“¡Porque es parte del glamour, duh! Si vas a hacerlo, hazlo bien.”

Janna chasqueó los dedos.

—“Exacto. Camina como si fueras dueñ@ del mundo.”

Marco suspiró profundamente.

—“No puedo creer que me esté dejando llevar por esto…”

Se enderezó, respiró hondo y comenzó a caminar. Al principio se sintió torpe, pero, a medida que avanzaba, la falda se movía con él de una manera que se sentía natural. Cuando llegó al final del ‘improvisado’ pasillo, giró con un poco más de confianza.

Star y Janna estallaron en aplausos.

—“¡Increíble! ¡Marcia Díaz ha nacido!” —declaró Star.

Janna asintió con una sonrisa de aprobación.

—“No lo haces nada mal. Tal vez esta no sea la última vez que veamos a Marcia.”

Marco se llevó una mano a la cara, murmurando para sí mismo.

—“No puedo creer que esto esté pasando…”

Pero, en el fondo, no podía negar que algo dentro de él se sentía extrañamente… en paz.


Escena 6: La Idea de Star

Star, aún llena de energía, comenzó a saltar por la habitación.

—“¡Esto fue un éxito total! Pero no podemos detenernos aquí. ¡El mundo necesita ver a Marcia Díaz en todo su esplendor!”

Marco la miró, alarmado.

—“¿Qué? ¡Ni hablar! Esto fue solo para nosotras.”

Star ignoró su protesta.

—“¡El mercado mágico de Mewni es el lugar perfecto! Ahí nadie te va a juzgar. Al contrario, te van a admirar.”

Janna sonrió con diversión.

—“Yo voto por ir. Quiero ver la reacción de la gente.”

Marco levantó las manos, retrocediendo un paso.

—“No. No. NO.”

Pero Star ya estaba conjurando un portal brillante.

—“¡Muy tarde! Es ahora o nunca.”

Antes de que pudiera seguir protestando, Star tomó su mano y lo arrastró al portal.

—“¡Hora de brillar, Marcia!”


Escena 7: La Gran Entrada al Mercado Mágico

El portal los dejó justo en el centro del mercado mágico de Mewni, un lugar vibrante donde criaturas de todas las formas y tamaños compraban objetos encantados, pociones burbujeantes y ropa que cambiaba de color con la luz de la luna.

Marco, aún sosteniendo la mano de Star, tambaleó ligeramente mientras el resplandor del portal se desvanecía detrás de él.

—“Esto fue un error. Definitivamente fue un error.”

Star, por otro lado, parecía más emocionada que nunca. Sus ojos brillaban al ver el mercado lleno de luces flotantes y puestos llenos de telas mágicas y accesorios encantados.

—“¡Marcia, relájate! ¡Este es tu momento para brillar!”

Marco miró a su alrededor con nerviosismo. Sentía la tela del vestido contra su piel, el peso de su cabello largo sobre los hombros y la suave presión de la tiara sobre su cabeza. Cada paso que daba hacía que la falda flotara con un leve destello, lo que solo lo hacía más consciente de sí mismo.

—“¡No deberíamos estar aquí! ¿Y si alguien me reconoce?”

Janna, caminando detrás de él con las manos en los bolsillos, se encogió de hombros.

—“Nah. ¿Quién te va a reconocer aquí? ¿Una cabra con tres ojos? ¿O ese troll gigante con alas de mariposa?”

Marco tragó saliva y miró rápidamente a su alrededor. Janna tenía razón: en comparación con todo lo demás, él no parecía tan fuera de lugar.

Antes de que pudiera responder, un grupo de niñas mágicas corrió hacia él, con los ojos abiertos de emoción.

—“¡Eres tan bonita!” —exclamó una de ellas, con orejas puntiagudas y un vestido de pétalos de rosa.

—“¡Sí! ¿Eres una princesa nueva?” —preguntó otra, con alas diminutas batiendo a su espalda.

Marco se congeló.

—“Eh… algo así.”

Las niñas comenzaron a reír y aplaudir, y una de ellas incluso le ofreció una flor luminosa que cambiaba de color al contacto. Marco la aceptó con manos temblorosas, sin saber qué decir.

Star se inclinó hacia él, sonriendo con triunfo.

—“¿Ves? Te lo dije. ¡Eres un éxito, Marcia!”

A medida que avanzaban por el mercado, Marco comenzó a relajarse poco a poco. Incluso llegó a detenerse en un puesto de accesorios mágicos, donde Star y Janna le ayudaron a probarse distintos collares y guantes encantados.

Por primera vez desde que comenzó todo esto, Marco dejó de pensar en lo extraño que se sentía y simplemente se dejó llevar.


Escena 8: Un Encuentro con Tom Lucitor

Mientras caminaban entre los puestos, Marco sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando una voz familiar lo llamó.

—“¿Marco? ¿Eres tú?”

Se giró rápidamente y vio a Tom Lucitor, el ex de Star, parado frente a un puesto de guantes de fuego. Sus ojos se abrieron de par en par mientras observaba a Marco con sorpresa.

Marco sintió que su rostro se encendía de inmediato.

—“¡Esto no es lo que parece!”

Tom entrecerró los ojos, cruzándose de brazos mientras lo miraba de arriba abajo.

—“¿No? Porque lo que parece es que te ves increíble.”

Marco parpadeó.

—“… ¿Qué?”

Tom sonrió con una expresión que mezclaba diversión y genuina admiración.

—“No te hagas el tonto. Te ves genial. Honestamente, creo que deberías vestirte así más seguido.”

Star intervino, con las manos en la cadera y una sonrisa burlona.

—“¡ESO MISMO DIJE YO!”

Janna, por su parte, estaba demasiado ocupada riéndose como para contribuir a la conversación.

—“Esto es oro puro. Tom, ¿qué opinas del look? ¿Digno de una princesa infernal?”

Tom asintió lentamente, cruzándose de brazos.

—“Definitivamente. De hecho, si quisieras, podrías ser mi acompañante en el próximo baile del inframundo. Con ese vestido, serías el centro de atención.”

Marco abrió la boca y luego la cerró, sin saber cómo responder.

—“¡NO, GRACIAS! Esto es solo… un experimento. Nada más.”

Tom se encogió de hombros con una sonrisa tranquila.

—“Como digas. Pero si cambias de opinión, avísame.”

Star y Janna lo miraron con expresiones divertidas mientras Tom se alejaba.

—“Marco, esto fue el mejor momento de mi vida,” —dijo Janna, limpiándose una lágrima de risa.

Marco solo se llevó una mano a la cara, murmurando para sí mismo.

—“No puedo creer que esto esté pasando.”


Escena 9: Reflexiones Bajo las Luces del Mercado

Más tarde, cuando el sol comenzó a ocultarse, Marco se encontró sentado en una fuente mágica, observando el reflejo de las luces en el agua.

El vestido seguía brillando con un resplandor suave, y su cabello largo se movía con la brisa. Por primera vez en todo el día, se miró sin incomodidad.

Star se sentó a su lado, dándole un pequeño empujón con el hombro.

—“¿Cómo te sientes?”

Marco jugó con la flor luminosa que aún tenía en las manos.

—“Es extraño. Al principio estaba aterrado. Pensé que todos se burlarían de mí o que no encajaría. Pero… no fue así. De hecho, creo que disfruté esto más de lo que esperaba.”

Star sonrió, colocando una mano en su hombro.

—“Marco, siempre has sido increíble. Lo único que hizo este día fue mostrarte una parte diferente de ti mismo.”

Marco la miró, sorprendido por sus palabras. Se quedó en silencio un momento antes de soltar un pequeño suspiro y una sonrisa sincera.

—“Gracias, Star. Por empujarme a hacer esto. Fue… diferente. Pero en el buen sentido.”

Star se levantó de un salto, extendiendo su mano hacia él.

—“Bueno, princesa Marcia, todavía nos queda explorar un poco más. ¿Lista para brillar?”

Marco tomó su mano, riendo suavemente.

—“Vamos. Pero no te acostumbres a esto.”

Star rió y le guiñó un ojo.

—“No prometo nada.”


Escena 10: Un Anuncio Inesperado

Mientras caminaban de regreso por el mercado, un comerciante troll con una larga barba blanca y un cetro brillante anunció con voz potente:

—“¡Que todos se reúnan! ¡El Gran Concurso de Estilo Mágico está a punto de comenzar! ¡Y buscamos concursantes!”

Star casi gritó de emoción y giró hacia Marco.

—“¡TIENES QUE PARTICIPAR!”

Marco levantó ambas manos en señal de protesta.

—“¡No, Star! ¡Definitivamente no!”

Pero Star ya estaba corriendo hacia el escenario improvisado.

—“¡Inscribimos a Marcia Díaz!”

Marco sintió que la sangre se le iba al rostro.

—“¡STAR!”

Janna, sonriendo con malicia, le dio una palmadita en la espalda.

—“Relájate, Marco. ¿Qué es lo peor que podría pasar?”

Marco solo cerró los ojos y murmuró para sí mismo.

—“No debí salir de casa hoy.”



Escena 11: El Concurso de Estilo Mágico

El escenario improvisado en el centro del mercado mágico brillaba con luces flotantes, y una multitud se reunía a su alrededor, murmurando con entusiasmo. Sobre la tarima, otros concursantes ya estaban preparados: una sirena con un vestido hecho de agua que fluía con cada movimiento, un gnomo con un traje de gemas que reflejaba los destellos del entorno, y una princesa mewman con una capa de plumas que cambiaban de color al ritmo de su respiración.

Marco, parado en la fila con el resto de los participantes, sentía que su corazón latía con fuerza.

—“¿CÓMO ME METÍ EN ESTO?” —susurró entre dientes, sin dejar de mirar al público, donde Star y Janna estaban agitando banderas improvisadas con su nombre.

—“¡MAR-CIA, MAR-CIA!” —canturreaba Star, moviendo los brazos con emoción.

Janna, por su parte, sonrió con malicia.

—“Si pierdes, tendrás que competir otra vez el próximo año para recuperar tu honor.”

Marco rodó los ojos.

—“¡NO voy a hacer esto otra vez!”

Antes de que pudiera seguir protestando, el presentador, un anciano troll con una larga barba que brillaba con polvo de estrellas, golpeó su bastón contra el suelo.

—“¡Damas, caballeros y seres interdimensionales! ¡Bienvenidos al Gran Concurso de Estilo Mágico! Que comience el desfile.”

Los primeros concursantes caminaron con confianza por la pasarela, moviendo sus vestidos encantados con gracia. La princesa mewman giró y sus plumas destellaron en tonos rosados y dorados; la sirena parecía flotar sobre el escenario, dejando un rastro de burbujas encantadas a su paso.

Y entonces, llegó el turno de Marco.

Respiró hondo.

El silencio se sintió eterno.

Y luego, dio su primer paso.

Al principio, sintió que su cuerpo estaba rígido, pero a medida que avanzaba, la falda del vestido se movió con una elegancia natural, brillando bajo las luces del mercado. Su cabello largo se balanceó con cada movimiento, y cuando llegó al centro del escenario, giró suavemente.

El público aplaudió.

Marco parpadeó. No esperaba esa reacción.

Al otro lado del escenario, Star levantó ambas manos al cielo como si hubiera ganado la lotería.

—“¡LO LOGRASTE! ¡MAR-CIA, MAR-CIA!”

Marco, sin poder evitarlo, sonrió. No la sonrisa nerviosa que había mostrado antes, sino una genuina, de satisfacción.

Cuando regresó a la fila de participantes, sintió que sus pies apenas tocaban el suelo.

—“Eso fue… divertido,” —susurró, más para sí mismo que para los demás.


Escena 12: El Premio y la Decisión

Después de deliberar, el anciano troll se acercó con un cofre flotante que destellaba con magia pura.

—“Y el ganador del Concurso de Estilo Mágico de este año es… ¡Marcia Díaz!”

El público estalló en vítores, y Star literalmente saltó al aire de la emoción.

—“¡GANASTE, MARCO! ¡ERES UNA REINA!”

Janna, sin perder la oportunidad, palmeó su hombro.

—“Así que… ¿vas a añadir ‘campeona de moda mágica’ a tu currículum de karate?”

Marco se rió, sintiendo que la tensión en su pecho finalmente desaparecía. Cuando el troll colocó la corona encantada sobre su cabeza, un hormigueo recorrió su piel. La corona no solo era hermosa, sino que también parecía pulsar con una calidez reconfortante.

—“Se siente… bien,” —admitió en voz baja.

Star se lanzó sobre él con un abrazo.

—“¡Sabía que disfrutarías esto! ¿Lo harías otra vez?”

Marco pensó por un momento, aún sosteniendo la corona entre sus dedos. Miró su reflejo en un espejo mágico cercano y, por primera vez en mucho tiempo, no sintió que debía justificar lo que veía.

—“Tal vez.”

Star gritó de alegría.

—“¡Voy a hacer que ese ‘tal vez’ se convierta en un ‘sí’!”

Marco rió, sacudiendo la cabeza.

—“Lo sabía.”


Escena 13: El Regreso a Casa

Después de una celebración llena de comida mágica y muchas bromas por parte de Janna, los tres finalmente regresaron a la habitación de Star a través del portal.

Marco, de pie frente al espejo, miró su reflejo una última vez antes de soltar un pequeño suspiro.

—“Supongo que es hora de volver a ser Marco.”

Star levantó su varita y, con un destello suave, su cabello volvió a la normalidad y el vestido fue reemplazado por su clásica chaqueta roja y jeans.

Se sintió… diferente. No incómodo, pero tampoco exactamente igual que antes.

Janna, sentada en la cama de Star, lo observó con curiosidad.

—“Así que… ¿qué aprendiste hoy, Marco?”

Él se cruzó de brazos y sonrió.

—“Aprendí que a veces está bien hacer algo fuera de lo común. Y que, a veces… una parte de ti que no conocías puede sorprenderte.”

Star sonrió con orgullo.

—“¡Ese es mi Marco!”

Janna rodó los ojos, pero sonrió de lado.

—“Si alguna vez quieres otro cambio de look, ya sabes a quién llamar.”

Marco rió, lanzándole una almohada.

—“¡NO TE ACOSTUMBRES!”

Los tres rieron juntos, disfrutando de la tranquilidad después de un día lleno de descubrimientos.

Y mientras Marco miraba de reojo el espejo una vez más, supo que esa no sería la última vez que Marcia Díaz haría una aparición.

FIN.

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