CFE y la Crisis Eléctrica

Un servicio en decadencia por recortes y falta de inversión

La Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha sido criticada en los últimos años por la lenta respuesta a fallas eléctricas y el deterioro general del servicio. A pesar de las promesas de eficiencia y mejora, la realidad es que los apagones son cada vez más frecuentes y prolongados en diversas regiones del país.

El problema no es solo técnico, sino político y financiero: la política de austeridad impuesta por el gobierno ha debilitado a la CFE en lugar de fortalecerla, reduciendo su capacidad de respuesta, mantenimiento e inversión en infraestructura. México, un país que en el pasado tenía un sistema eléctrico confiable, ahora enfrenta el riesgo real de apagones masivos al estilo de Venezuela.

Austeridad y crisis eléctrica: una bomba de tiempo

1. Recortes presupuestarios y abandono de la infraestructura

Desde 2019, la inversión en el sector eléctrico ha disminuido drásticamente debido a la política de austeridad del gobierno. En lugar de destinar recursos para modernizar plantas, redes de transmisión y distribución, el presupuesto ha sido reducido o redirigido a otros proyectos con menor impacto en la estabilidad del sistema eléctrico.

Este abandono ha provocado que equipos obsoletos y sobrecargados sean incapaces de sostener la demanda actual de energía, lo que resulta en constantes fallas y cortes prolongados del suministro.

2. Falta de personal y precarización del servicio

La austeridad no solo ha afectado la infraestructura, sino también al personal de la CFE. Miles de trabajadores han sido despedidos, dejando a la empresa con una plantilla insuficiente para atender los problemas del sistema eléctrico con rapidez. Esto ha ocasionado demoras en la reparación de fallas, afectando a millones de usuarios en todo el país.

Además, los recortes han afectado la capacitación y adquisición de equipos especializados, lo que limita aún más la capacidad de respuesta de la CFE ante emergencias eléctricas.

3. Proyectos cancelados y parálisis en el sector

La austeridad ha detenido proyectos clave para el desarrollo eléctrico de México. La falta de inversión en nuevas plantas generadoras y la cancelación de asociaciones con empresas privadas han llevado al país a un punto crítico: el margen de reserva energética es cada vez más bajo, aumentando el riesgo de apagones generalizados.

Mientras otros países avanzan hacia la modernización y expansión de sus sistemas eléctricos, México se ha quedado estancado, confiando en una infraestructura que ya no da para más.

4. Aumento en la demanda y cero estrategias para afrontarla

México enfrenta un incremento en la demanda de electricidad debido al crecimiento poblacional, el uso de nuevas tecnologías y las olas de calor extremas. Sin embargo, la CFE no ha recibido los recursos necesarios para adaptarse a esta nueva realidad, lo que ha generado un sistema frágil y vulnerable.

El resultado es evidente: apagones en ciudades y comunidades que antes no sufrían cortes de energía, largas esperas para la reparación de fallas y una población cada vez más frustrada con un servicio que se deteriora día con día.

¿Estamos rumbo a un colapso eléctrico como en Venezuela?

A medida que la crisis energética en México se agrava, la comparación con Venezuela se vuelve más válida. En aquel país, la falta de inversión, la corrupción y la mala gestión llevaron a apagones constantes que paralizaron ciudades enteras y afectaron gravemente la economía.

Si México sigue aplicando una política de austeridad ciega en sectores estratégicos como el energético, el país podría enfrentar una crisis similar en los próximos años.

Estados como Tabasco, Veracruz y el Estado de México ya sufren apagones constantes, y el panorama no parece mejorar. Sin inversión, sin personal suficiente y sin estrategias de modernización, la CFE está condenada a repetir los errores que llevaron a Venezuela al colapso eléctrico.

Conclusión: La austeridad ha sido un desastre para la CFE

Lejos de fortalecer el sistema eléctrico nacional, la política de austeridad ha debilitado a la CFE, reduciendo su capacidad de respuesta y deteriorando la calidad del servicio.

Mientras el gobierno insiste en reducir gastos a costa de la infraestructura eléctrica, los mexicanos pagan las consecuencias con apagones más frecuentes, tiempos de espera interminables y un servicio que se acerca peligrosamente a la crisis venezolana.

Si no se revierte esta política y se destinan recursos urgentes al sector, México podría entrar en una era de apagones generalizados que afectarán gravemente la calidad de vida y la economía del país.

Bibliografía

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