Nada dice “amo mi país” como protestar en inglés para que no te deporten de Estados Unidos. Es fascinante: hordas de mexicanos ilegales ondeando la bandera tricolor, exigiendo derechos en un país que no es el suyo, mientras juran que México es lo mejor que les ha pasado en la vida.

A ver, genio, si México es tan increíble, ¿por qué te estás aferrando a no volver? Ah, claro, porque se te olvidó lo que tanto dices amar. Se te olvidó que en tu país hay más de 126 millones de personas que, sin haber brincado el muro, encuentran la manera de salir adelante. Se te olvidó que millones de mexicanos trabajan, estudian, emprenden negocios, pagan impuestos y sacan la casta, en lugar de estar llorando para que un gobierno extranjero los mantenga. Pero eso no cabe en tu cabeza porque, claro, es más fácil idolatrar la patria desde un McDonald’s en Texas que desde un tianguis en Neza.
El falso amor por México
Estos no son refugiados de guerra, no son perseguidos políticos ni víctimas de genocidio. Son personas que, voluntariamente, dejaron su país buscando dólares. Y está bien, nadie está diciendo que no puedan buscar una mejor vida. Lo hipócrita es la doble moral.
Porque aquí en México somos los que sí nos quedamos a enfrentar la realidad: el tráfico infernal, la burocracia, el SAT, los gasolinazos, la inflación, los políticos corruptos y los precios de los aguacates que parecen más una criptomoneda. Pero en lugar de huir, entendemos que el país no se va a arreglar solo. Que si queremos que algo cambie, es aquí donde tenemos que hacer el esfuerzo, no mandando remesas desde el extranjero mientras lloriqueamos que “extrañamos los tamales de la esquina”.

El colmo es cuando se ponen en modo Patriota Deluxe: sacan la Virgen de Guadalupe en cada protesta, se envuelven en la bandera, cantan el Himno Nacional con lágrimas en los ojos… pero a la hora de la verdad, ni muertos quieren regresar. Porque claro, México es hermoso, su cultura es increíble, su comida es la mejor, pero por favor, que la muerte me agarre en Los Ángeles, no en Iztapalapa.
El discurso de la victimización
Y ahí es cuando empieza el maratón de excusas:

- “No hay oportunidades” → Ajá, y entonces explícanos cómo millones de mexicanos logramos vivir, estudiar y prosperar aquí sin necesidad de irnos.
- “Es que el narco” → Sí, claro, México es peligroso, pero también vives en Chicago, donde hay más balaceras al mes que en Tamaulipas.
- “El gobierno es corrupto” → ¡Bienvenido al club, hermano! Pero eso se combate desde adentro, no desde la comodidad de una casa en Miami.
- “Es que aquí gano más” → Claro, porque te fuiste a trabajar a un país con un PIB per cápita de 80,000 dólares contra los 12,000 de México. No es que los gringos sean mágicos, es que allá hay más dinero, punto.
Lo que nadie quiere decir es que estas personas no se fueron porque México fuera insufrible, sino porque querían la vida fácil. Se fueron por dinero, porque prefieren cobrar en dólares y comprar ropa en el Ross Dress for Less. Y de nuevo, no tiene nada de malo querer mejorar, pero sí tiene todo de malo andar presumiendo un patriotismo que claramente no existe.

El patriotismo de conveniencia
Luego viene la parte más absurda: cuando se convierten en coaches motivacionales. Desde su sillón en California nos explican cómo nosotros debemos luchar por un mejor México. Nos dicen que “no nos quejemos tanto”, que “trabajemos más duro”, que “el cambio empieza en cada uno de nosotros”. Todo esto mientras se toman su Starbucks y esperan su cheque de ayuda gubernamental.
El patriotismo de estos individuos es de temporada. Se activa el 16 de septiembre, en las peleas del Canelo y cuando juega la Selección Mexicana. Pero el resto del tiempo, se les olvida por completo. Porque amar a México significa quedarse y enfrentarlo. Mejorarlo desde adentro. No usarlo como excusa sentimental mientras se intenta conseguir la ciudadanía estadounidense.
Así que, queridos “mexicanos orgullosos” en el extranjero: si tanto aman su patria, dejen de fingir. O bien, compren su boleto de regreso y únanse a los que sí le entramos a la chinga todos los días. Pero claro, eso jamás va a pasar, porque México se ve muy bonito… cuando lo extrañas desde un departamento en Nueva York.
Bibliografía
- Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). (2023). Población y Vivienda en México.
- Banco Mundial. (2023). Datos del PIB per cápita de México y Estados Unidos.
- Pew Research Center. (2022). Mexican Immigrants in the United States: Trends and Statistics.
- Secretaría de Gobernación (SEGOB). (2023). Migración y Remesas en México: Análisis de Impacto Económico.

