Chocolate del Bienestar

Cuando el Estado te dice qué no comer, pero te vende su propia golosina con tres sellos de advertencia

La dulce ironía gubernamental

En un acto que desafía la lógica más elemental, el gobierno mexicano, mientras prohíbe la venta de alimentos con sellos de advertencia en las escuelas para combatir la obesidad infantil, lanza al mercado el Chocolate del Bienestar. Este producto, promovido como una alternativa saludable y de apoyo a los productores nacionales de cacao, ostenta con orgullo tres sellos de advertencia por exceso de calorías, azúcares y grasas saturadas .

La contradicción servida en barra

Mientras las autoridades educativas retiran de las cooperativas escolares productos como galletas y refrescos por considerarlos dañinos para la salud de los niños, el gobierno introduce su propio chocolate que, según la normativa vigente, no podría venderse en las mismas escuelas debido a sus altos contenidos de azúcar y grasa . La presidenta Claudia Sheinbaum defiende el producto argumentando que tiene menos azúcar que otros chocolates comerciales y un mayor contenido de cacao. Sin embargo, la presencia de los tres sellos de advertencia sugiere lo contrario .

Justificaciones que no endulzan

Sheinbaum ha mencionado que el Chocolate del Bienestar contiene «un poco de azúcar» y que los sellos se colocan porque así lo establece la norma, minimizando el hecho de que cualquier exceso, por pequeño que sea, contribuye a los problemas de salud que se intentan combatir . Esta postura resulta difícil de digerir para quienes observan la incongruencia entre prohibir ciertos productos y, al mismo tiempo, promover otros con características similares bajo una marca gubernamental.

Conclusión: ¿Doble moral o simple descuido?

La introducción del Chocolate del Bienestar pone en entredicho la coherencia de las políticas públicas en materia de salud y nutrición. Mientras se satanizan ciertos alimentos y se restringe su acceso en pro de una alimentación saludable, el gobierno parece otorgarse licencias para comercializar productos que incumplen sus propias normativas. Esta situación no solo confunde a la ciudadanía, sino que también debilita la credibilidad de las iniciativas destinadas a mejorar la salud pública.


«Prohibido llevar dulces a la escuela, pero bienvenidos a comprar el chocolate del gobierno con tres sellos de advertencia.» — La nueva lección de nutrición estatal, 2025


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