El Ser Humano Evoluciona por Uso de «Celulares»


No, Juanito, no estás evolucionando por usar tu celular:

Una guía para distinguir la evolución real del wishful thinking digital


🧠 Índice

  1. Introducción: evolución y TikTok, ¿qué podría salir mal?
  2. La evolución no es magia, es lentitud brutal
  3. Sobre cuernitos, pulgares mutantes y otros mitos virales
  4. Neuroplasticidad ≠ evolución
  5. Entonces… ¿nos estamos quedando igual?
  6. Conclusión: tu columna no es una nueva especie
  7. Bibliografía

1. Introducción: evolución y TikTok, ¿qué podría salir mal?

Vivimos en una época gloriosa donde puedes obtener una licenciatura en biología evolutiva por ver cuatro TikToks y un video de YouTube con voz robótica. Basta con que alguien use palabras como “epigenética”, “mutación” o “ADN mitocondrial” y boom: influencer de ciencia.

Y uno de los mitos que más circulan es este:

“Estamos evolucionando por usar celulares. Mira, ya se nota en el cráneo. La tecnología está cambiando nuestros cuerpos.”

Ajá, claro.
Y también el WiFi me está haciendo crecer alas, ¿no?


2. La evolución no es magia, es lentitud brutal

La evolución biológica, la real, la que explicó Darwin y se ha confirmado hasta el cansancio con fósiles, genética y selección natural, no ocurre en semanas ni siglos. Ocurre en:

millones de años

(Sí, millones con M de «Mi tía creyó que los humanos vienen de los changos y no somos changos porque vamos a misa»).

Cambios reales a nivel de especie requieren:

  • Mutaciones genéticas aleatorias
  • Presión selectiva (que esas mutaciones hagan algo útil)
  • Que esas mutaciones se hereden
  • Que las poblaciones cambien generación tras generación

Y por si fuera poco:
¡La mayoría de las mutaciones no hacen nada útil!
Algunas son neutras, otras perjudiciales. Que uses el celular 8 horas diarias no va a hacer que te crezca un tercer ojo en la frente.
Va a hacer que tengas lumbalgia, gastritis nerviosa y un TikTok donde lloras en silencio.


3. Sobre cuernitos, pulgares mutantes y otros mitos virales

En 2016, un estudio de Shahar y Sayers en Scientific Reports se viralizó con titulares como:

“Jóvenes están desarrollando un cuerno en el cráneo por el celular”.

Y todos gritamos:

“¡Evolución en tiempo real, papá!”

Pero no.
El estudio hablaba de una exostosis occipital, un crecimiento óseo leve en la base del cráneo que siempre ha existido en parte de la población. El único pecado fue que notaron que aparecía más en hombres jóvenes y sedentarios que usaban el celular agachados.

¿Eso es evolución?
NO.
Eso es malas posturas y demasiado Candy Crush.

Lo mismo va para el mito del pulgar evolucionado. Solo porque escribas como poseso en WhatsApp no significa que tus hijos van a nacer con dedos gamer. Lo tuyo es adicción, no evolución.


4. Neuroplasticidad ≠ evolución

Aquí viene otro error de principiantes:

“¡Pero mi cuerpo se adapta! ¡Eso es evolución!”

No, campeón.
Eso es neuroplasticidad, que es la capacidad del cerebro y del cuerpo para adaptarse a tareas repetitivas. Aprender a manejar, tocar guitarra o sobrevivir en Excel también modifica tu coordinación y tus hábitos.

Pero no cambia tu ADN.
No se hereda.
No convierte a tu descendencia en Spider-Man.


5. Entonces… ¿nos estamos quedando igual?

Más o menos.
Desde la aparición del Homo sapiens hace 300,000 años, hemos cambiado poquísimo en términos evolutivos. Seguimos teniendo:

  • Muelas del juicio inútiles
  • Apéndice que solo sirve para reventarse cuando menos lo esperas
  • Tendón palmar largo (que muchos ya ni tienen)

Es decir, seguimos con software de la Edad de Piedra corriendo en hardware del Holoceno.

Lo que cambia rápido es la cultura, la tecnología, la forma en que interactuamos. Pero nuestros genes siguen rascándose la panza como hace diez mil años.


6. Conclusión: tu columna no es una nueva especie

En resumen:

  • La evolución es lenta.
  • No se heredan los malos hábitos posturales.
  • No tienes un “cuerno” por evolucionar, lo tienes por estar jorobado.

La próxima vez que alguien diga que la humanidad está “evolucionando” por los celulares, míralo con amor, con ternura, y dile:

“No, Juanito. Solo tienes contractura cervical.”

Y luego pásale este artículo. Por el bien de la especie.


📚 Bibliografía

  • Darwin, C. (1859). On the Origin of Species. London: John Murray.
  • Shahar, D., & Sayers, M. G. L. (2016). «Prominent exostosis projecting from the occipital squama…» Scientific Reports, 6, 38329. https://doi.org/10.1038/srep38329
  • Futuyma, D. J. (2017). Evolution. Sinauer Associates, Inc.
  • Carroll, S. B. (2005). Endless Forms Most Beautiful. W. W. Norton & Company.
  • Zimmer, C. (2001). Evolution: The Triumph of an Idea. HarperCollins.
  • Gould, S. J. (2002). The Structure of Evolutionary Theory. Belknap Press.
  • Coyne, J. A. (2009). Why Evolution Is True. Viking Adult.

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