Curiosidad entumecida

Observar cómo cae la lluvia, cómo avanzan las hormigas, tratar de percibir con detenimiento lo que nos rodea para sentirle en su totalidad, preguntar por qué o cómo varias veces seguidas; son algunas de las tantas cosas que son movidas por la curiosidad, basta con mirar a un niño y ver como explora y experimenta el mundo a su alrededor, y no sólo los pequeños gozan de esta virtud, tú, yo, tu vecina, y tu amigo también tienen ésa fuerza impulsora implacable e imparable, aunque claro, lamentablemente en ocasiones la curiosidad se topa de frente con una fuerza que pareciera inamovible, la pereza, específicamente, la pereza mental.

Existen muchos factores a los que se les pudiese señalar como causantes de la tan común pereza mental:

  • Un entorno social en el cual preguntar se convierte rápidamente en preguntar de más, en el que de manera tajante puedes encontrarte con respuestas como “y ¿para qué quieres saber eso?” o “y eso qué importa”.
  • El “reconfortante” sosiego de la rutina, de evitar las complicaciones, porque bien sabemos que las respuestas a muchas de las preguntas no son nada sencillas.
  • La fatiga física, en ocasiones los horarios de trabajo sumados al tiempo que nos consume trasladarnos a ellos puede dejarnos algo agotados y con ganas únicamente de tener más tiempo para nosotros, para descansar y poder hacer más, aunque por supuesto, la percepción del tiempo es relativa.
  • La falacia de argumento a la autoridad, “si lo dijo el de la televisión debe ser verdad” o la rendición ante la verdad por consenso, porque si lo dicen todos “¿cómo no va a ser cierto?”, así que bajo esas creencias muchas veces decidimos ahorrarnos la fatiga y únicamente tomar lo que nos dan.
  • y muchas otras más.

Nuestro mundo es maravilloso, la vida misma es impresionante, trata de recordar cuando tenias algunos años menos, somos curiosos por naturaleza, gracias a ello hemos logrado sobrevivir hasta éste punto y lograr grandes avances en nuestra tecnología, por supuesto, podríamos hacerlo mucho mejor ¿no lo crees?, seamos curiosos, preguntémonos por qué y cómo, no por rebeldía, sino por el deseo de comprender, de entender mejor las cosas, de entendernos mejor entre nosotros mismos, por el deseo de día a día, ser una mejor sociedad, una mejor humanidad.


Abrazos

Magenta Dgr

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