Contundente, dulce y amargo, «Un cierto desasosiego».

Deseo platicarles sobre un libro que compré y leí, en primer lugar llamó mi atención por su titulo, desasosiego es una palabra que tiene años quedó fija en mi memoria gracias a uno de mis escritores favoritos, el portugués José Saramago; y en segundo lugar, por su maravillosa contraportada, el texto en ella hace lo que se supone debe hacer, atrapa, y lo hizo de una manera hermosa y elegante.

Aquí la portada del libro, en donde muestra los autores de los cuentos que contiene:

El libro es una obra de Clara Capitao, consta de un compendio de cuentos contemporáneos de autores portugueses, publicado por la editorial Alfaguara, la imagen de la portada pertenece al Hulton Archive de Gettyimages.

A continuación les presento el texto que viene en la contraportada, el cual me cautivó y agradezco haya sido así ya que la experiencia de lectura que me dejó el interior del libro fue maravillosa:

«En estos cuentos encontrarás cosas normales de la vida cotidiana (bueno, tal vez un vampiro sordomudo que se alimenta de fotografías no sea de lo más normal). En estas páginas se abren y cierran puertas. Se lavan y visten cuerpos. Se miran espejos. Se hacen cirugías. Se dicen cosas y no se dicen muchas otras. Se da de comer a los perros. Se acaricia a los hijos. Se vive. Se envejece. Se muere.

En estas palabras existe el desasosiego de morir y no saber si es mejor el Infierno o el Paraíso: y es que el Paraíso tiene demasiada luz, no hay quien nos rasque la espalda y mucho menos tiene dentro a las personas que amamos. Hay desasosiego de querer olvidar lo que el tiempo nos enseñó, de nunca más llegar a la hora del olvido final. Hay desasosiego de devorar las vidas de otros para asegurar estar vivo. Hay desasosiego de ver al cuerpo transformarse, las manos ganando surcos, el cabello escaseando y emblanqueciendo. El desasosiego de las palabras no dichas y de las palabras mal dichas a los que mas amamos o deberíamos amar. El desasosiego de las fotografías olvidadas. El desasosiego de quien ya nada tiene que hacer y el otro desasosiego de quien no hace más que hacer, hacer, hacer. El desasosiego de quien quiere recuperar el pasado y de quien quiere borrarlo. El desasosiego de los sueños nunca cumplidos, de los amores nunca consumados, de las puertas nunca abiertas.»

Abrazos;
Magenta