El día está nublado, hay sol y luna, uno a cada lado, callados, ocultos e irresolutos. Yo; yo sólo doy asco.
Recuerdo claramente la primera sonrisa, el primer encuentro de mi piel con el satén y la cremosa dulzura de un labial. Recuerdo claramente el primer llanto nacido de la felicidad.
La noche está llena de estrellas inalcanzables y hermosas, de brisa fresca que huele a paz, resignación y muerte; podrido, me estoy pudriendo.
Recuerdo claramente el primer golpe de mi cráneo contra un muro cubierto de mosaicos, castigos y burlas. Aprendí por primera vez que lo podrido aunque no lo huelas da asco. Aprendí por primera vez a llenar de sonrisas falsas mi ridículo llanto.
Del alba al ocaso, una sádica parodia.
Autor:Roberto González Rivera