Partiremos de la premisa de que todo lo que escriba a continuación debe ser imaginado como algo que tiene ritmo, cadencia, elegancia, belleza y elocuencia.
No he sido muy prolifero desde que aumentaron la dosis de la medicación que tomo. Lo más nuevo que he escrito es una completa mierda.
Todo es maldito ruido, imágenes que pasan de cámara lenta a rápida de manera caprichosa e impredecible, mi puente certero con la realidad entre toda la anterior porquería esta hecho de aromas, los aromas son reales, siempre recuerdo eso.
A veces creo que desde aquel oscuro y desconocido día en que decidí irme, una parte de mí se fue y como zombie o cascarón vacío sobreviví. Ya estaría muerto, con todas mis partes sino hubiera dado con el médico que dio con la combinación de medicinas que me mantienen aquí, un día a la vez, una dosis a la vez.
Extraño escribir, mas no extraño el dolor y tristeza que casi siempre me inspiraban. Me doy tanta pereza, vivir da mucha pereza.
No sé cómo concluir, favor de imaginar un hermoso final.
Autor: Roberto González Rivera